Ir al contenido principal

La historia de salud de nuestro vecindario: la clase de cocina que se convirtió en mucho más

Bonnie Vengrow Por Bonnie Vengrow

Una tarde de verano reciente, en una pequeña cocina de Asheville, NC, Opeolu preparaba una cena que ningún miembro de la familia quería.

“¿Huevo en una qué?”, preguntó desconfiada Fatemah, su madre. “Huevo en una bolsa”, respondió Opeolu. “Lo aprendí en la clase de cocina. Es sabroso. Te gustará”. Fatemah miró la olla con agua y la caja de huevos con un poco de desagrado.

Mientras sacudía la cabeza y salía de la habitación, Anike, la hija de 9 años de Opeolu, preguntó dulcemente: “¿Podemos cocinar la cena después de esto?”. “Esta es la cena”, le contestó Opeolu con cansancio mientras las dos rompían huevos, lavaban espinaca, y picaban pimientos, cebollas y hongos. Pronto, la cocina se llenó del dulce y terroso aroma de los vegetales. Después de algunos minutos, Fatemah regresó, y Taiwo, el hermano de 18 años de Opeolu, apareció de la nada.

Opeolu y su hija Anike cocinan huevo en bolsa, una receta que aprendió en la clase de cocina.

Al igual que lo que suelen hacer las personas cuando se reúnen en la cocina, la familia comenzó a hablar y a reírse de recuerdos. Después de 20 minutos, Opeolu apagó el horno, sacó el omelet cocido con forma de tronco de la bolsa y lo colocó en un plato. Todos comenzaron a comer con tenedores de plástico. La cena que nadie quería se terminó en pocos minutos. No solo alimentó a la familia, sino que también los unió. Abrazada a la cintura de su madre, Anike preguntó cuándo podrían preparar esta receta otra vez.

Convertir la alimentación saludable en una realidad

Cuando comenzaron las clases de cocina semanales sin costo hace un año en Hillcrest, el complejo de viviendas públicas donde vive la familia de Opeolu, el objetivo exacto de la organización sin fines de lucro Women’s Wellbeing and Development Foundation (WWD-F) era reunir a personas para que disfrutaran de comidas nutritivas. Aquí, las personas se esfuerzan por tener un plato de comida, de cualquier comida, en la mesa. No es fácil: los alimentos gratuitos que se ofrecen en bancos de alimentos y en las despensas de las iglesias suelen estar rancios o vencidos, y las opciones de las tiendas de comestibles con descuento no son mucho mejores. Muchos terminan consumiendo cualquier comida que sea económica y rápida.

Pero el propósito de las clases de cocina de WWD-F es cambiar eso. Las seis mujeres que asisten cada semana descubren platos nutritivos y sabrosos que cuestan prácticamente lo mismo que la comida rápida. La mayoría de estos platos se cocina rápidamente y con ingredientes habituales, lo que es fundamental debido a que la tienda de comestibles más cercana se encuentra a 90 minutos ida y vuelta en autobús.

La clase es parte de una iniciativa más amplia de educación comunitaria en alimentación, la cual se enfoca en ayudar a los habitantes de bajos ingresos del condado de Buncombe a comer más frutas y vegetales. Recientemente, a fin de ayudar a continuar con su trabajo, la iniciativa recibió una subvención de $53,000 del programa Cultivating Healthy Communities (CHC) de Aetna Foundation.

Aunque Hillcrest se encuentra cerca del centro, es difícil trasladarse para los residentes que no tienen automóvil.

Las clases de cocina de Hillcrest ya están ayudando a marcar la diferencia. Según una encuesta reciente realizada por WWD-F, las participantes ahora incluyen más frutas y vegetales en su alimentación diaria, y Opeolu es una de ellas. “Estoy tratando de enseñarle a mi hijo que puedes ir a la tienda y obtener una comida saludable, y que eso está bien. Puedes comer batidos de frutas y vegetales”, dice.

“El efecto de nuestra inversión en el trabajo de WWD-F va más allá de la participación de las personas en las clases de cocina”, dice Amy Aparicio Clark, directora general del Departamento de Estrategia e Impacto Comunitario de Aetna Foundation. “Está cambiando la forma en que las familias piensan en la nutrición y en la hora de las comidas. En las comunidades que reciben las donaciones de Cultivating Healthy Communities (CHC), poner un plato de comida saludable en la mesa puede ser realmente un desafío. A fin de abordar este desafío, la WWD-F ayuda a los habitantes a superar los obstáculos prácticos a la hora de comprar y preparar alimentos frescos”.

Su trabajo no podía llegar en un mejor momento.  Según una evaluación de salud comunitaria realizada en 2015, los habitantes afroamericanos y latinos del condado de Buncombe se ven afectados por la obesidad y las enfermedades crónicas a una tasa mucho mayor que los habitantes caucásicos. Estas estadísticas contrastan marcadamente con el resto del condado, que presenta una incidencia de obesidad más baja que el resto de la nación (un 23 % frente a un 31 %), según la información analizada por Aetna Foundation en colaboración con U.S. News and World Report. En el informe de las clasificaciones de Healthiest Communities, se analizaron todos los condados del país.

Opeolu está comenzando a preparar comidas más saludables en su hogar. “Quiero darle a mi hija algo mejor que la comida chatarra”, dice.

El beneficio inesperado de cocinar juntos

De forma oficial, las clases de cocina de WWD-F tratan sobre la alimentación saludable. Pero a medida que pasan las semanas, comienzan a tratar sobre algo más: la comunidad. Se forman amistades mientras se cortan los vegetales, se lavan las frutas y se prepara la mesa. Se hacen bromas, y los chistes y chismes siempre son parte del menú.

Pero las mujeres obtienen más que buenas conversaciones. También, disfrutan de los beneficios de salud emocional y física que ganan por ser parte de una comunidad. En varios estudios, se descubrió que conectarse con un grupo refuerza el sistema inmunitario, reduce la presión sanguínea y el estrés, disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas e incluso aumenta las probabilidades de tener una vida más prolongada.

Además, las mujeres disfrutan del beneficio de una red de apoyo incorporada. Este verano, por ejemplo, una de las participantes recibió un diagnóstico de cáncer y estaba por comenzar a recibir quimioterapia. El resto de las mujeres destinaron una clase de cocina completa a preparar platos para ella y su familia, a fin de que no les faltara comida.

El vínculo entre las mujeres no es una sorpresa para Nicole Hinebaugh, directora del programa de Bountiful Cities, quien ayudó a comenzar las clases de cocina en Hillcrest. “El cambio del sistema comienza en la cocina”, explica. “Lo que pasa cuando comen y preparan la comida juntas es que comienzan a desarrollar las relaciones que construyen la comunidad. Y es a través de la comunidad que realmente nos apoyamos mutuamente y nos ayudamos a progresar”.

Opeolu vio en primera persona cómo la comida une a las personas. Durante su infancia, su abuela y tías pasaban horas en la cocina preparando comidas y compartiendo historias. Veinte años más tarde, el recuerdo de sus risas aún la hace sonreír.  Hoy en día, ha vuelto a descubrir esa alegría a través de las clases de cocina y está emocionada por compartirla con su familia. “La clase de cocina implica un sentido de comunidad y una sensación de empoderamiento”, dice. “Creo que hay algo especial en el hecho de estar en la cocina, ¿sabes? Es el centro de todo”.

Opeolu M.:  Creo que todo lo que hacemos gira en torno a Hillcrest. Es decir, es el motivo por el que las personas están aquí, porque lo quieren.

Opeolu M.:  Mi nombre es Opeolu [Musecane], y este es el programa [inaudible]; estamos en el centro de recursos, y esta es nuestra clase de cocina.

Nikita:  Creo que la mejor manera de aprender las unas de las otras es poder compartir el pan; por este motivo, creo que si compartimos el pan y aprendemos a hacerlo de una manera más saludable, mejoraremos la experiencia de todas.

Opeolu M.:  La clase de cocina implica un sentido de comunidad y una sensación de empoderamiento femenino.

Opeolu M.:  Creo que esta clase es importante porque te enseña cómo cocinar alimentos saludables.

Opeolu M.:  Cuando me mudé aquí, no estaba en una buena situación. Tenía una hija de cuatro años y no sabía qué iba a pasar con nosotras en el futuro. Hice todo sola. Todo lo que ella tiene, desde la cabeza hasta los pies, se lo di yo.

Opeolu M.:  Me encanta que me acompañe a las clases de cocina, ya que quiero que sepa que la comunidad está aquí para ayudarla.

Nikita:  Esta comunidad es importante, puesto que si puedes contar con un grupo de mujeres que se apoyarán mutuamente sin necesidad de que se lo digan ni de que las obliguen a hacerlo, ahí es donde comienza el cambio.

La comunidad en la que vive determina la cantidad de años que vivirá y la calidad de vida que tendrá. Recientemente, Aetna Foundation se asoció con U.S. News & World Report para clasificar los condados de los Estados Unidos con respecto a diferentes factores, como educación, nutrición, seguridad pública y más. Se evaluaron aproximadamente 3,000 condados, y pudimos identificar las 500 comunidades más saludables de los Estados Unidos. El condado de Buncombe, NC, presenta un puntaje de salud total que está 11 puntos por encima del promedio nacional; sin embargo, incluso las comunidades más saludables pueden mejorar. En esta serie, analizaremos los condados de la lista donde los residentes han detectado algún problema relacionado con salud y están trabajando para resolverlo con la ayuda de una subvención de Aetna Foundation. A continuación, presentamos una clase de cocina en Hillcrest, un complejo de viviendas públicas en Asheville. Los habitantes no solo aprenden sobre cómo alimentarse de manera saludable, sino que también obtienen ayuda para crear una comunidad más fuerte.

Sobre la autora

Bonnie Vengrow es una periodista que vive en la ciudad de Nueva York, quien ha escrito para las siguientes revistas: Parents, Prevention, Rodale's Organic Life, Good Housekeeping y más. Nunca conoció un sendero para hacer excursiones que no le haya gustado y, actualmente, está trabajando para perfeccionar su postura sobre la cabeza en la clase de yoga.

Comunidades saludables

Aetna Foundation ayuda a las comunidades a enfrentar sus desafíos de salud más urgentes.

 

También de interés: