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La historia de salud de nuestro vecindario: cómo empoderar a una generación a través de los alimentos saludables

Bonnie Vengrow Por Bonnie Vengrow

Los domingos, la iglesia Land of the Sky United Church of Christ en Asheville, NC, se llena de oraciones y canciones. Pero un martes a la mañana de este verano, se llenó de las risas y charlas emocionadas de las niñas del campamento de verano Life R.O.S.E.S. ¿Cuál era el motivo de su alegría? Estaban emocionadas por los batidos que prepararon en la cocina de la iglesia.

Mientras la docena de niñas en edad escolar lavan y cortan las frutas, colaboran en recetas, una más exótica que la otra. “Probemos con limones”, sugiere una niña mientras se escucha el ruido de las cuchillas. “También quiero moras, bananas, frutillas y frambuesas”, dice otra. “Y yogurt”, agrega su amiga.

Isa Whitaker, el maestro de las clases de jardinería, sonrió mientras vertía todos los ingredientes en la licuadora. Cuando les presentó el programa de jardinería Strong Roots a las niñas del campamento hace un par de semanas, estaban reacias a comer cualquier fruta o vegetal que no conocieran. Ahora, parece que no tienen límites con respecto a lo que les gustaría probar. “¿Cómo sabe ese batido?”, les preguntó después de algunos minutos. “¡Riquísimo!”, gritó una de las niñas con entusiasmo.

Después de pasar la mañana en el huerto, las niñas del campamento de verano Life R.O.S.E.S. se refrescaron con batidos caseros.

Como dirá cualquier padre, hacer que los niños coman de forma saludable puede ser un desafío. De hecho, los niños de todo el país aún no consumen una cantidad suficiente de frutas y vegetales. Según un informe realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en 2017, seis niños de cada diez no comen suficientes frutas, y nueve de cada diez no comen suficientes vegetales.

Pero es posible que Bountiful Cities, una organización sin fines de lucro de Asheville, haya encontrado el secreto para hacer que los niños coman vegetales, y todos podríamos aprender de su enfoque.

Nicole: 00:07 Nuestra misión es ser el recurso de agricultura urbana y horticultura comunitaria de los condados de Ashville y Buckham.

Nicole: 00:15 Mi nombre es Nicole Hinebaugh y soy la directora del programa de Bountiful Cities. Somos parte de una serie de diferentes iniciativas de colaboración que se llevan a cabo para lograr la soberanía alimentaria; es decir, cultivar suficientes alimentos aquí para que la gente pueda comer y nutrirse. La educación es extremadamente importante; por eso, programas como FEAST y Strong Roots son fundamentales.

Summer: 00:45 Soy Summer Whelden y soy la profesora de cocina y horticultura de FEAST en Hall Fletcher Elementary. Tenemos un grupo muy diverso de niños en esta escuela. Esta era la escuela con mayor cantidad de familias con dificultades económicas. Tenía el porcentaje más alto de almuerzos gratuitos o con un costo reducido. Los niños están lidiando con diferentes tipos de estrés y diferentes traumas por diferentes razones. La huerta es un lugar donde pueden relajarse y conectarse con el mundo natural.

Kate: 01:10 Ser capaz de tomar decisiones más saludables o de poner algo en tu cuerpo que te haga sentir bien, en lugar de poner lo que sea en el cuerpo, es realmente importante. Este programa escolar les permite a los estudiantes jugar con calabacines. Los diseccionan. Los prueban crudos. Lo prueban hecho de distintas maneras. Y los niños realmente disfrutan de hacer las cosas con esa libertad. Se emocionan mucho. Se te acercan corriendo y te dicen: "¿Qué vamos a hacer hoy?". Y "¿Cómo hacemos esto?". Incorporamos zanahorias de distintos colores. Moradas y amarillas, y hablamos de su sabor y de cómo el color no cambia el hecho de que son zanahorias. Podemos hablar de eso y de las diferencias y decir que lo mismo ocurre con nosotros. Si miras a tu alrededor, verás que somos todos diferentes. No debemos juzgarnos por ser diferentes ni por nuestra apariencia física. Lo mismo ocurre con los alimentos. Es una gran herramienta para la educación y para la autorreflexión. Hay niños que van a la huerta a sentarse y a pensar. Eso es muy poderoso.

Criar comensales aventureros y saludables

El secreto yace en las exclusivas clases de cocina y jardinería llevadas a cabo por dos programas de Bountiful Cities: FEAST y Strong Roots. En estos cursos prácticos, no solo se permite jugar con la comida, sino que también se alienta. La cocina es como un laboratorio, y las niñas son las científicas. Pueden pasar toda la clase preparando un vegetal o una fruta de diferentes maneras, hasta que logran una combinación que les gusta. Una niña a la que le encantan los tacos podría descubrir que también le gusta el brócoli, pero solo si asado y condimentado con comino. Otra niña podría descubrir lo bien que sabe el jugo de limón en los batidos.

Dichos descubrimientos son grandes victorias para Strong Roots y FEAST, programas que les enseñan a las niñas de hogares de bajos ingresos cómo cultivar, preparar y disfrutar de alimentos saludables. Strong Roots centra sus esfuerzos en las clases después de la escuela y en la clase de jardinería en el campamento de verano Life R.O.S.E.S. FEAST imparte clases de cocina y jardinería en Hall Fletcher Elementary School, donde aproximadamente el 60 % de los estudiantes reúnen los requisitos para recibir un almuerzo gratuito o con un costo reducido. Juntas, estas clases son parte de una iniciativa más grande llamada Community Food Education Collaborative, la cual ayuda a niños y adultos de bajos ingresos del condado a comer más frutas y vegetales.

A las niñas del campamento, que aparecen junto a Isa Whitaker, les encanta comer pepinos japoneses, chícharos y tomates del huerto como tentempiés.

Recientemente, a fin de ayudar a continuar con su trabajo, la iniciativa Community Food Education Collaborative recibió una subvención del programa Cultivar Comunidades Saludables (CHC) de $53,000 de Aetna Foundation. “Sabemos que los hábitos saludables no suelen adoptarse por accidente. Este programa capta la atención de los niños en una etapa de su vida en que la formación es esencial. Nuestra inversión en esta comunidad se sentirá por muchos años más”, dice Amy Aparicio Clark, directora general del Departamento de Estrategias e Impacto Comunitario en Aetna Foundation.

Para muchas de las personas a las que la iniciativa espera llegar, el principal obstáculo de una alimentación saludable es el dinero. Con respecto a los determinantes sociales de la salud, como el empleo y el acceso a tiendas de comestibles y parques, el condado de Buncombe se encuentra a la par o supera ampliamente al país, según los datos desarrollados por Aetna Foundation en colaboración con U.S. News and World Report.  Pero su éxito no es constante. Según un informe de 2018, aproximadamente el 16 % de los habitantes del condado viven en situación de pobreza, y uno de cada cinco niños lucha contra el hambre todos los días.

Los programas FEAST y Strong Roots se desarrollan principalmente en Hall Fletcher Elementary School y en el campamento de verano Life R.O.S.E.S.

A pesar de que la mayoría de los niños no están acostumbrados a tener la libertad de experimentar con los alimentos, quizás sea aún más raro para muchos de los niños que participan en los programas FEAST y Strong Roots. “Nunca tuvieron esta oportunidad en su hogar”, explica Kate Justen, directora de los programas para jóvenes de Bountiful Cities. “Aunque tengas todo el dinero del mundo, nunca vas a decir a tus hijos que les seguirás comprando calabacines para que jueguen con ellos”.

Sin embargo, tener estas oportunidades para explorar y adaptar los alimentos, especialmente a una edad tan temprana, ayuda a criar comensales aventureros y saludables. En una encuesta de FEAST realizada al final del último año escolar, el 68 % de los estudiantes informó comer frutas y vegetales en por lo menos dos comidas al día, y el 90 % dijo que estaba dispuesto a probar nuevas frutas y vegetales o probarlos en diferentes preparaciones.

Enseñar lecciones de vida

Gracias a su diseño atractivo, el programa de jardinería FEAST en Hall Fletcher les proporciona más beneficios a los niños, además de enseñarles a cultivar alimentos. También les brinda una gran cantidad de experiencias de aprendizaje. Por ejemplo, en una de las parcelas temáticas del huerto, aprenden sobre los ingredientes para preparar pho, pizza y salsa, así como también a cultivarlos. En otra, descubren que los vegetales radiculares crecen debajo de la tierra. Entre estos fragmentos, hay pequeños momentos de enseñanza, como gráficos de torta pintados en los tocones de los árboles que presentan fracciones o señales que les recuerda a las niñas que deben observar, adivinar o aprender.

El Rainbow Garden de Hall Fletcher Elementary presenta parcelas temáticas, incluido el Sunday Garden, arriba.

Las experiencias de aprendizaje se incorporan naturalmente en el huerto, el cual está completamente integrado en el plan de estudios de la escuela. Es común ver cómo los estudiantes analizan una planta en una clase de ciencias sobre la fotosíntesis, o bien cómo evalúan una cosecha reciente para aprender sobre las diferentes unidades de medida en una clase de matemáticas.

Y las lecciones van más allá de los aspectos académicos. Por ejemplo, a Summer Whelden, quien supervisa los programas FEAST en Hall Fletcher, le gusta usar la horticultura para explicar conceptos abstractos. Les muestra a las niñas cómo las semillas, al igual que las personas, necesitan un poco de espacio para prosperar. Los alimentos también se utilizan para transmitir la idea de energía: cómo obtener energía saludable (“comer frutas y vegetales”) y cómo aprovecharla al máximo (“no gastar energía discutiendo con otras personas; encontrar una solución y seguir adelante”).

Conectarse a algo más importante

Además de brindarles educación y nutrición a las niñas, los programas de cocina y horticultura reflejan su cultura. Para ello, las alientan a verse a ellas mismas (su legado, sus tradiciones, etc.) en los alimentos que cultivan y preparan.

El verano pasado, las niñas del campamento Life R.O.S.E.S. trabajaban en el huerto dos veces por semana para el programa Strong Roots. Cuando no estaban ocupadas arrancando la maleza o cosechando los frijoles frescos, las niñas aprendían sobre líderes agricultores afroamericanos, como George Washington Carver. También exploraban los diferentes granos que los esclavos africanos introdujeron en la cultura culinaria de nuestro país. El énfasis en el pasado tuvo un propósito determinado, explica Melody Henry, instructora de Strong Roots. “Es importante que esta generación sepa que los antiguos esclavos africanos contribuyeron a la agricultura, a la música, a todo”, dice.

Un objetivo de los programas de Bountiful Cities es ayudar a las niñas a desarrollar una relación con el cultivo de los alimentos.

Tener ese tipo de conexión profunda con la horticultura puede despertar una apreciación por los alimentos cultivados. También puede inspirarles a las niñas confianza en su capacidad para valerse por sí mismas. La prueba fue evidente cuando FEAST realizó su encuesta de fin de año el año pasado y analizó los resultados. “[Las clases de cocina y horticultura] me han abierto la mente para probar más frutas y vegetales”, dice una estudiante. “Me despertaron las ganas de cocinar más en mi hogar y preparar ensaladas”. Otra dijo que este programa le había enseñado la importancia de probar nuevas cosas, así como también el motivo por el que la horticultura es importante.

La comunidad en la que vive determina la cantidad de años que vivirá y la calidad de vida que tendrá. Recientemente, Aetna Foundation se asoció con U.S. News & World Report para clasificar los condados de los Estados Unidos con respecto a diferentes factores, como educación, nutrición, seguridad pública y más. Se evaluaron aproximadamente 3,000 condados, y pudimos identificar las 500 comunidades más saludables de los Estados Unidos. El condado de Buncombe, NC, presenta un puntaje de salud total que está 11 puntos por encima del promedio nacional; sin embargo, incluso las comunidades más saludables pueden mejorar. En esta serie, analizaremos los condados de la lista donde los residentes han detectado algún problema relacionado con salud y están trabajando para resolverlo con la ayuda de una subvención de Aetna Foundation. A continuación, presentamos clases de cocina y jardinería en Asheville que les enseñan a los niños cómo cultivar y preparar sus propios alimentos.Obtener más información

Sobre la autora

Bonnie Vengrow es una periodista que vive en la ciudad de Nueva York, quien ha escrito para las siguientes revistas: Parents, Prevention, Rodale's Organic Life, Good Housekeeping y más. Nunca conoció un sendero para hacer excursiones que no le haya gustado y, actualmente, está trabajando para perfeccionar su postura sobre la cabeza en la clase de yoga.

 

Comunidades saludables

Aetna Foundation ayuda a las comunidades a enfrentar sus desafíos de salud más urgentes.

 

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