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Ayudar a los niños a afrontar la ansiedad

Información clave:

 

  • Busca pistas: Escucha atentamente a tu hijo y pregúntale cómo se siente.
  • Enséñales a ayudarse a sí mismos: Enséñale formas de calmarse cuando se sienta preocupado, como respirar hondo.
  • Predicar con el ejemplo: Afronta tu propio estrés de forma saludable. Diga a sus hijos que no pasa nada por preocuparse a veces y cuénteles cómo lo afronta usted.
  • Puedes pedir ayuda a un terapeuta: Usted y su hijo no tienen por qué luchar solos. Si crees que su preocupación está afectando a su salud general, pide ayuda.
 

Un poco de preocupación es normal. Pero, ¿cuánto es demasiado?  

Como padre, usted quiere que sus hijos se sientan seguros. Pero también sabes que un poco de preocupación es normal. Es un instinto que nos mantiene a salvo. Pero, ¿cómo saber cuándo las preocupaciones naturales de su hijo se están convirtiendo en algo más? El deseo de mejorar en un examen de ortografía puede incitar a su hijo a estudiar más. Pero desarrollar un dolor de estómago o una gran ansiedad ante los exámenes puede afectar significativamente a su bienestar físico y mental.

 

Detecte las señales de preocupación de su hijo

Detecte las señales de preocupación de su hijo

Según la Anxiety & Depression Association of America, alrededor de El 8% de los niños y adolescentes de EE.UU. padecen un trastorno de ansiedad*. Los expertos señalan que hay dos señales de alarma de la ansiedad clínica: la evitación y la angustia extrema. El primer paso es darse cuenta de los signos de preocupación, aunque sean sutiles. Si observa algún cambio en el comportamiento habitual de su hijo, pregúntele cómo le ha ido el día. Escuche si mencionan miedos o preocupaciones que les impiden realizar sus tareas cotidianas.

 

Su hijo puede tener ansiedad si

 

  • Evitar determinadas actividades, situaciones o personas.
  • Tienden a centrarse sobre todo en lo que puede salir mal.
  • Están disgustados a pesar de sus palabras tranquilizadoras.
  • Tiene problemas para dormir por la noche o insiste en dormir contigo.
  • Tiene dolores de cabeza o de estómago (u otros síntomas físicos) que no se derivan de otras afecciones médicas.

Los dolores de cabeza o de estómago constantes pueden ser un signo de ansiedad, al igual que los problemas para dormir o no comer. Además, si tu hijo evita el colegio o las cosas divertidas, es posible que sienta ansiedad por lo que los demás piensen de él. La evitación puede generar soledad y aislamiento social, lo que puede causar más ansiedad y depresión.

Enseñar a los niños formas de afrontar la situación

Enseñar a los niños formas de afrontar la situación

Ayude a su hijo a aprender a gestionar las preocupaciones y otras emociones importantes. Busca libros y programas que expliquen las preocupaciones y los sentimientos y habla de ellos. Deja que dibujen, pinten o escriban sobre sus sentimientos. Dales las herramientas para expresarse y anímales. Esto les ayuda a sentirse más fuertes y a controlar mejor sus sentimientos. ¡No olvides moverte y divertirte! Pasear por la naturaleza, jugar a un juego al aire libre o incluso celebrar juntos una fiesta de baile puede ayudar a toda la familia con su salud mental y su bienestar.

Dar buen ejemplo

Dar buen ejemplo

Los niños aprenden observándote. Habla abiertamente con ellos, de forma adecuada a su edad, sobre cómo afrontas tus preocupaciones. Esto les ayuda a sentirse seguros para compartir lo que sienten. Conozca sus puntos fuertes y anímeles a seguir probando cosas nuevas. Esto les ayuda a sentirse bien consigo mismos. Y lo que es más importante, ten paciencia. Lleva tiempo aprender a manejar los grandes sentimientos. Apóyalos mientras crecen.

Obtenga ayuda si la necesita  

A veces, la ayuda en casa no es suficiente. Si tu hijo está excesivamente preocupado, busca el apoyo de un terapeuta. Pueden ayudar a su hijo a hablar de sus sentimientos y a aprender a gestionar las preocupaciones. También puedes hablar con tu médico para entender mejor lo que es normal a cierta edad. Pedir ayuda demuestra que te importa. Recibir ayuda a tiempo puede suponer una gran diferencia.

 

Conclusión:

 

Puedes ayudar a tus hijos a gestionar las preocupaciones reconociendo las señales, enseñándoles formas de manejar sus emociones y buscando ayuda profesional cuando sea necesario.

 

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