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Los niños y la ansiedad: cuándo es normal y cuándo se debe buscar ayuda

 

Muchas cosas pueden hacer que un niño se sienta nervioso e incómodo. Pero, ¿cómo saben los padres cuándo su hijo puede necesitar ayuda profesional para la ansiedad? Estos son algunos signos y formas de obtener ayuda.

Cuando la ansiedad de los niños es normal

“Es normal que los niños tengan miedos que vienen y van a lo largo de su vida”, explica la Dra. Tamar Chansky, psicóloga y autora de Freeing Your Child from Anxiety (2014). “Por lo general, lo que sucede es que un niño se enfrenta a una situación nueva y necesita algo de tiempo para conocerla, analizarla y habituarse”. Por ejemplo, los niños que se encuentran por primera vez con un perro grande pueden tenerle miedo.

A veces, la ansiedad es incluso útil.  Nos alerta del peligro. “Sentirse ansioso o preocupado es normal en todo ser humano. Si no sintió ansiedad cuando llegó al borde de un acantilado, su descendencia se extinguiría en ese momento”, dice la Dra. Deborah Gilboa, pediatra y experta en desarrollo infantil.

Gilboa agrega que la ansiedad incluso puede ser beneficiosa en situaciones sociales. Si un niño ve que se burlan de un amigo, su ansiedad puede hacer que intervenga para consolarlo o defenderlo. “Hemos llegado a un punto en la sociedad en el que pensamos que la ansiedad significa que hicimos algo mal como padres”, dice. “Pero hay determinadas circunstancias en las que espero que mis hijos  se sientan ansiosos”.

Cuando los padres deben preocuparse por la ansiedad

Los expertos mencionan dos indicadores fuertes de la ansiedad clínica: evasión y angustia extrema. Además, la Anxiety & Depression Association of America divide los trastornos de ansiedad infantil en distintos tipos. Entre ellos, se incluyen las fobias generalizadas, de separación, sociales y específicas. Si bien los diferentes trastornos se pueden manifestar de distintas formas, los siguientes son algunos de los síntomas más comunes: El niño:

  • Evita actividades, situaciones o personas específicas.
  • Tiende a centrarse en lo que puede salir mal.
  • Tiene miedos que interfieren con las actividades diarias.
  • Está angustiado a pesar del consuelo de un adulto.
  • Tiene problemas para dormir de noche o insiste en dormir con los padres.
  • Tiene dolores de cabeza o de estómago (u otros síntomas físicos) que no se derivan de otras enfermedades.

Ejemplos de trastornos de ansiedad en niños *

Tener mucho miedo cuando está lejos de los padres (ansiedad por separación).

Tener mucho miedo a la escuela o a los lugares donde hay mucha gente (ansiedad social).

Tener un miedo extremo a una cosa o situación determinada, como los perros, los insectos o a ir al médico o al dentista (fobias).

Preocuparse mucho por el futuro o porque ocurran cosas malas (ansiedad general).

Tener brotes repentinos de miedo intenso junto con síntomas como palpitaciones, dificultad para respirar o sensación de mareo, temblor o sudoración (trastorno de pánico).

Ejemplos de trastornos de ansiedad en niños *

Tener mucho miedo cuando está lejos de los padres (ansiedad por separación).

Ejemplos de trastornos de ansiedad en niños *

Tener mucho miedo a la escuela o a los lugares donde hay mucha gente (ansiedad social).

Ejemplos de trastornos de ansiedad en niños *

Tener un miedo extremo a una cosa o situación determinada, como los perros, los insectos o a ir al médico o al dentista (fobias).

Ejemplos de trastornos de ansiedad en niños *

Preocuparse mucho por el futuro o porque ocurran cosas malas (ansiedad general).

Ejemplos de trastornos de ansiedad en niños *

Tener brotes repentinos de miedo intenso junto con síntomas como palpitaciones, dificultad para respirar o sensación de mareo, temblor o sudoración (trastorno de pánico).

* Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC); materiales desarrollados por los CDC. La mención de marcas, compañías, fabricantes o productos comerciales específicos no implica su patrocinio o recomendación de parte del Gobierno de los EE. UU. , del Departamento de Salud y Servicios Humanos, o de los CDC. Este material está disponible sin cargo en el sitio web de la agencia. Consultado el 9 de noviembre de 2022.

 

Qué no hacer cuando un niño está ansioso

Aunque su intención sea buena, hay actitudes que pueden hacer que el niño se sienta peor. Por ejemplo, desestimar rápidamente las emociones de un niño o etiquetarlas de “incorrectas”, explica Gilboa. “Estamos tan acostumbrados a guiar el comportamiento de nuestros niños que también intentamos guiar sus sentimientos”, dice. “Nunca funciona”.

Presionar a un niño para que se sienta de determinada manera puede generar que oculte sus verdaderas emociones, y así hacer que sea más difícil reconocer la gravedad del problema. “Si nuestros hijos no pueden expresar sus sentimientos y saber que serán escuchados, nunca sabremos si sufren de verdadera ansiedad que necesita atención”, dice.

Otros padres quizá estén demasiado dispuestos a hacer que sus hijos se adapten. Evitar completamente las situaciones que desencadenan la ansiedad también puede ser contraproducente. Cuando los niños dejan de ir a la piscina porque le temen al agua, o evitan las pijamadas porque les da miedo la oscuridad, esas limitaciones pueden aumentar su ansiedad. “Realmente es estresante no poder hacer las cosas que hacen los demás”, dice Chansky.

Si no recibe diagnóstico ni tratamiento, un niño con trastorno de ansiedad tiene mayor riesgo de participar en comportamientos peligrosos. Entre ellos se encuentran las autolesiones, el abuso de sustancias y el acoso. “Desarrollan estrategias negativas de adaptación”, dice Gilboa.

Cómo abordar la ansiedad

El primer paso es reconocer la afección del niño para poder aprender más sobre ella. “Lo que sea que enfrenten nuestros niños, queremos que desarrollen estrategias positivas para superarlo”, indica Gilboa. “Nombrar el problema hace todo más fácil”. El diagnóstico puede ser incluso un alivio para algunos niños. Puede ayudar a validar por qué se sienten de cierta manera.

Por lo general, se necesita de un profesional para ponerle un nombre al problema. Puede ser un psicólogo escolar, un pediatra o un terapeuta. Al igual que varían los síntomas de la ansiedad, también varían las opciones de tratamiento. Algunos niños pueden ser remitidos a un terapeuta conversacional o requerir medicación. Otros pueden encontrar alivio en hacer ejercicios de conciencia plena o dibujar. Los profesionales están a su disposición para ayudar a elaborar el plan de cuidado adecuado para su hijo.  A menudo, hablar con el pediatra de su hijo es el mejor primer paso. 

 

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