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Cómo comenzar un nuevo plan de ejercicio físico: consejos de un instructor de salud

 

A los 50 años, Vivian Stancil sufría diversas afecciones de salud que empeoraron con el sobrepeso.  A medida que otros problemas de salud comenzaron a afectar su bienestar, decidió que tenía que hacer algo. Por eso, empezó a hacer natación, ¡y realmente se comprometió! Y todo cambió. “Fue duro cuando empecé, pero mi vida dependía de eso”, dice ella. Ahora, a los 70 años, Stancil mantiene su energía y optimismo, y sigue nadando hasta 90 minutos por día en una piscina local cerca de su casa en Riverside, California.

 

Arrancar un nuevo plan de actividad física puede ser intimidante, especialmente si ha estado fuera de forma por un tiempo y le preocupa que sea demasiado tarde. “El miedo muchas veces les impide a las personas mayores hacer ejercicio”, asegura Stancil. “Y lo entiendo. Solía pensar que era demasiado vieja para esto”. Pero los estudios demuestran que comenzar una rutina de ejercicios más adelante en la vida, incluso después de los 70 años, puede mejorar la salud cardiovascular, el funcionamiento cerebral y la calidad de vida general.

 

Ricky Moore, un instructor de salud y entrenador personal de Aetna®, sostiene que el éxito depende de una planificación cuidadosa. Cuando Moore elabora un programa de bienestar físico personalizado para los clientes, les hace preguntas sobre sus rutinas, sus actividades favoritas e incluso sobre sus esperanzas y sueños. Si ha decidido ponerse en forma, continúe leyendo las cinco preguntas que pueden ayudarlo a desarrollar nuevos hábitos saludables.

 

1. ¿Cuánta actividad física cree que su cuerpo puede tolerar?

 

“Las personas mayores vienen en todos los tamaños y estados”, dice Moore. “Algunas están en mejor estado que las personas veinteañeras que visitan mi consultorio. Otras deben controlar enfermedades y gestionar medicamentos”. Si es principiante, pregúntele a su médico cuánta actividad física es adecuada para usted. El error más grande que cometen los novatos es exigirse demasiado. Si bien puede gustarle correr a toda velocidad alrededor de la manzana, esforzarse al máximo aumenta el riesgo de sufrir una lesión y es difícil de mantener en el tiempo.

 

Una buena regla de oro: Si mientras hace ejercicio se queda sin aliento para mantener una conversación, es posible que se esté excediendo. Como dice el dicho, camine antes de correr.

 

2. ¿Cuáles son sus objetivos de bienestar físico y para la vida?

 

Moore hace hincapié en que los objetivos deben ser razonables. Cualquier persona que espera levantarse del sofá y correr 5 km en cuestión de semanas puede sentirse desanimada. “Ser realista es mejor que aspirar a lo máximo”, sostiene. Además, considere la posibilidad de establecer cualquier objetivo de vida general que implique usar la fuerza y resistencia: seguirles el ritmo a sus nietos, visitar un parque nacional o poner en condiciones un jardín descuidado. Un médico o un instructor de salud pueden recomendarle ejercicios específicos que sean compatibles con sus pasatiempos y deseos por cumplir. Además, es posible que a través de su compañía de seguros de salud se ofrezcan consultas telefónicas gratuitas sobre bienestar. Los miembros de Aetna, por ejemplo, pueden hablar con un instructor de salud que está capacitado para ayudarlo a establecer y alcanzar objetivos significativos.

 

Encuentre clases y recursos con el beneficio de bienestar físico de SilverSneakers® que recibe como miembro de Medicare.

 

Ponerse en forma no tiene por qué implicar hacer ejercicio en el sentido tradicional. “Comienzo con lo que a una persona le gusta hacer y luego simplemente aumento la frecuencia”, dice Moore. “Intensificar un pasatiempo favorito, como la jardinería, de tres a cinco veces por semana puede mejorar mucho más la salud que ir obligado al gimnasio”. Y es más probable que tenga éxito si se divierte al mismo tiempo.

 

3. ¿Qué tan sociable es usted?

 

“Trato de alentar a las personas para que trabajen con otras si es posible”, dice Moore. “Cuando conoce a otras personas que trabajan para conseguir los mismos objetivos, se hacen responsables mutuamente”. Los estudios demuestran que las personas saludables con quienes nos rodeamos nos contagian sus buenos hábitos, y que el apoyo social por sí solo tiene beneficios para la salud física y cognitiva. Ya sea que participe en una liga de tenis o se inscriba en una clase de danza, comprometerse con una actividad grupal es una excelente manera de asegurarse de continuar con el hábito.

 

4. ¿Tiene habilidad para la tecnología?

 

¡Sí! Las aplicaciones móviles para el bienestar físico le permiten hacer un seguimiento de los entrenamientos y la dieta. También pueden conectarlo con amigos para alentarlos de manera amistosa o para hacer una pequeña competencia saludable. Moore afirma que los podómetros y otros dispositivos portátiles también pueden ayudarlo a través de desafíos adecuados de actividad física y dieta.

 

Si tiene iTunes, consulte la lista de aplicaciones de salud recomendadas de Aetna.

No tanto.Antes de que existan las aplicaciones, los atletas llevaban registros de los ejercicios. Esta opción menos tecnológica tiene sus ventajas: Además de registrar sus ejercicios, usted puede anotar cómo se sintió durante y después de hacerlos, e incluir detalles, como el clima, lo que comió y cuánta agua bebió. Después de unas semanas, vuelva a consultar y revise sus anotaciones para descubrir qué factores contribuyeron a hacer los mejores ejercicios. Los diarios de entrenamientos se pueden encontrar en librerías, tiendas de deporte e Internet, aunque un simple cuaderno también le puede servir.

 

5. ¿Cuánto tiempo está dispuesto a destinar al ejercicio físico?

 

“La regularidad es la parte difícil para la mayoría de las personas”, dice Moore. Guardarse un tiempo regular para hacer ejercicio es más importante que la duración de la sesión. Si se le complica destinar una hora entera, no importa, Moore agrega: “Los estudios muestran que si se ejercita solamente diez minutos por vez, tres veces al día, obtiene beneficios de todos modos”. Al decirse “son solo diez minutos”, también reduce la traba psicológica. Con el tiempo, si lo disfruta y ve los resultados, es probable que 10 minutos se conviertan en 15, luego en 20, y así sucesivamente. Y recuerde que un poco de ejercicio siempre es mejor que nada.

 

Nunca es demasiado tarde para comenzar una rutina de ejercicio, y eso me encanta. “Estoy vieja, ¡y qué!”, exclama Stancil. “No permito que las personas me digan lo que puedo y lo que no puedo hacer. Si respira y se puede mover, entonces puede hacer ejercicio”.
 

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