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Cómo construir un buen vínculo: siete cosas que los maestros desearían que los padres supieran

Alice Gomstyn Por Alice Gomstyn

Después de 23 años dando clases, Marjorie Soffer aún disfruta de su profesión. “Lo que me impulsa todos los días es el amor por los niños. Es apasionante ayudarlos y ver cómo se desarrollan cada día”, dice esta educadora de sexto grado de Boynton Beach, Florida.

Sin embargo, trabajar con padres puede ser incluso más desafiante. Marjorie relata que, con los años, ha notado que la actitud de los padres hacia los maestros es otra. “Antes se trataba de un trabajo en conjunto, ahora parece que trabajamos enfrentados: el maestro contra los padres, o el maestro contra el niño”. “Es importante que los padres se den cuenta de que estamos todos en el mismo equipo”.

Marjorie no es la única maestra que se siente de esta forma. Según un estudio de investigación de Aetna del 2017, en el que se consultó a maestros, personal y administradores de escuelas de todo el país, dos tercios de los educadores alegaron que trabajar con padres es una de las causas principales de estrés. Los requisitos de los exámenes estatales, los problemas de comportamiento en el salón de clases, las restricciones de presupuesto y la cantidad creciente de alumnos en el aula también encabezaban la lista.

Aun así, la relación entre padres y maestros es importante, según nos explica Brooke Wilson, directora de Servicios Profesionales y Personales de Aetna Resources For Living. “Si los padres y los maestros tienen una relación sólida, los estudiantes podrían beneficiarse de un entorno más comprensivo, de aprendizaje efectivo, que les enseñará el valor de la educación para toda la vida”, nos explica. “Sin embargo, estas relaciones deben forjarse. Son relaciones estresantes, por eso la comunicación y la colaboración deben ser constantes para desarrollar la confianza necesaria. Podemos lograr resultados constructivos y positivos, si desarrollamos estrategias para controlar esas interacciones potencialmente estresantes”.

Se acerca un nuevo año lectivo, por eso les preguntamos a los educadores qué podemos hacer para comenzar con el pie derecho con los maestros de nuestros hijos, y ayudar a que este año sea el mejor. Estos son los principales consejos:

Cuéntenos cuando haya grandes cambios en su casa

Las alteraciones en los hogares de los niños pueden afectar el rendimiento en la escuela, ya sea por un cambio inminente o un problema de salud. Mantener a los maestros informados es útil. Ellos pueden ser parte de “la red de personas que entienden por lo que está pasando el alumno y pueden ayudarlo a lidiar con el problema”, explica Lily Read, educadora en Cambridge, Massachusetts. El año pasado, un alumno de su clase de historia de décimo grado había comenzado el semestre muy bien, pero reprobó un examen semestral. Lily se enteró luego de que sus padres se estaban divorciando. Ella cree que si lo hubiera sabido antes, podría haber sido más flexible con las tareas de este alumno y podría haber pedido ayuda al consejero escolar, a otros maestros y a los administradores.

Recurra a nosotros si está preocupado por lo que pasa en el salón de clases

¿Le preocupa que a su hijo lo acosen  en la escuela o que no se lleve bien con otro estudiante? Hable con el maestro, ellos están con su hijo todos los días y pueden resolver los problemas en el lugar del conflicto. “Los consejeros o administradores escolares a menudo no saben lo que pasa en cada salón de clases. Los padres a veces quieren obtener ayuda tanto del maestro como del administrador”, dice Heather Doyle, maestra de escuela primaria en el condado de Seminole, Florida.

No siempre estaremos disponibles para responder mensajes durante el horario de clases

Quizás usted pueda revisar su correo electrónico varias veces en el día, cuando se encuentra trabajando, pero la mayoría de los educadores no pueden porque están en el salón de clases. Es decir, en general responden antes o después del horario escolar. “Si existe una emergencia, siempre deben llamar a la oficina del director de la escuela”, dice Melanie O’Connor, maestra de escuela primaria en Enfield, Connecticut. “De lo contrario, debe esperar 24 horas para recibir una respuesta”.

Exprese su agradecimiento

Entre las numerosas horas, la creciente cifra de alumnos y las exigencias de los cursos de preparación para exámenes estandarizados, el trabajo de los maestros es cada vez más difícil. El asesoramiento, los talleres y las herramientas en línea pueden ayudar a los educadores con el manejo del estrés que sufren a diario. Además, algunos miembros de Aetna también pueden aprovechar estos beneficios a través del Programa de Orientación para Empleados Escolares. “El día de trabajo de un maestro no termina con la última hora de clases”, comenta Brooke. “Con el Programa de Orientación para Empleados Escolares, los maestros pueden conectarse para recibir ayuda cuando la necesiten, y de la forma en que la necesiten. Así, cuando las clases comiencen al día siguiente, tendrán todas las herramientas al alcance de su mano para desarrollar su vocación”.

Nunca está de más una simple nota de apoyo, pondrá una sonrisa en el rostro del maestro y le cambiará el día. “Puede parecer una tontería, pero recibir una nota de agradecimiento por lo que hacemos, o incluso mejor, un correo electrónico contando cómo hemos ayudado a sus hijos, hace que todo valga la pena”, nos cuenta Lily.

No se apure por salvar a su hijo de una equivocación o una mala calificación

Cuando su hijo recibe una calificación que no es buena, resista la tentación de ir corriendo a tratar de corregirla. “No es bueno que vengan a solucionar los problemas de sus hijos”, dice Cristina Cutrone, profesora de Ciencias Sociales en una escuela secundaria de Tenafly, Nueva Jersey. “En general, aprenden mucho más de sus errores que de las cosas que hacen bien”.

Lo mismo ocurre con la tarea que llevan para hacer en casa. “Está perfecto que un niño de segundo grado haga un proyecto y las letras no estén derechas o el borde que dibuja en el póster sea irregular”, dice Marjorie. “Pero cuando entregan algo que parece hecho por un diseñador gráfico, y sabemos que el niño no lo hizo, pensamos: '¿qué va a hacer cuándo esté solo y su mamá no pueda hacer las cosas por él?'”.

Pero sí controle las calificaciones durante el año

Los educadores opinan que entrar en pánico por una mala calificación de su hijo en un examen es un problema, pero también lo es no mirar nunca las calificaciones de su hijo. Zachary Jankowski, profesor de Estadística en nivel avanzado de una secundaria en Leechburg, Pensilvania, dice que los estudiantes con mayor dificultad son aquellos cuyos padres no prestan atención a las calificaciones; y esto ocurre aunque las calificaciones de los alumnos estén disponibles en línea. “Controlar las calificaciones durante todo el año evita esa locura de fin de año que, normalmente, les da a algunos padres cuando se sorprenden por las malas calificaciones de sus hijos y culpan a la escuela”, explica Zachary.

¿No tiene acceso a Internet para ver las calificaciones de su hijo? Asegúrese de revisar los exámenes y cualquier tarea de la escuela que lleven a casa. También puede llamar a los maestros o escribirles un correo electrónico. Así podrá enterarse de las novedades, y organizarse para trabajar juntos y detener las malas calificaciones o revertir el proceso.

La actitud que usted tiene con la escuela es importante

En general, los maestros tienen que vencer la apatía o el menosprecio que los estudiantes sienten por la escuela. Entonces, cuando tienen un alumno con ganas de aprender, consideran que la mitad de la pelea está ganada. Puede ayudar a cambiar la actitud de su hijo si, en su casa, se habla acerca de la escuela de una forma positiva. “Los niños cuyos padres los incentivan a estudiar son felices”, dice Marjorie. “Van a la escuela cada mañana con entusiasmo. Quieren aprender. Se portan muy bien, porque saben que para sus padres es importante y que por eso, también es importante para ellos”.

Después de todo, cuando los maestros y los padres tienen una buena relación pueden trabajar mejor y ayudar a que el niño salga adelante. En general, ver a un niño que aprende y crece es lo que hace más feliz a un maestro. “Queremos lo mejor para ellos”, dice Lily. “No conozco a nadie en educación que no piense así”.

 

Sobre la autora

Alice Gomstyn es bloguera sobre crianza y periodista comercial veterana. Se confiesa adicta al azúcar, pero planea reducir el consumo de dulces y comenzar a comer vegetales como nunca lo ha hecho. ¡Vamos por el brócoli!

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