Ir al contenido principal

Cómo detectar y detener el acoso cibernético: consejos para padres

Colin Por Colin Groundwater

A Susan*, la hija adolescente de Joy, le está yendo muy bien en la escuela secundaria. Obtiene calificaciones altas, juega al sóftbol y tiene un grupo de amigos cercanos en su ciudad de Wisconsin. Pero las cosas no siempre estuvieron bien.

Hace poco, Susan sufría acoso. Tradicionalmente, el acoso se ha definido como la repetición de actos de agresión, que abarcan desde burlas hasta lesiones físicas, cometidos por alguien que parece tener más poder que la víctima. En tiempos recientes, este comportamiento se ha trasladado a Internet en forma de mensajes crueles, amenazas e intentos de avergonzar al otro. Se conoce como "acoso cibernético", y su lugar son las redes sociales.

Susan sufrió acoso en persona y en Instagram, donde un compañero de clase difundió rumores desagradables a través de mensajes indirectos en Twitter. Esto significa que publicó mensajes sin nombrar a la víctima de manera explícita, pero con los que la identificó claramente en determinado contexto. “No me lo dijo de inmediato porque sabía que me volvería loca. Estaba muy enojada”, dice Joy. “Fue difícil no sobreprotegerla”.

Aproximadamente, uno de cada cinco estudiantes de escuela secundaria informa haber sufrido acoso electrónico el año pasado, según StopBullying.gov. Como era de esperar, en varios estudios se demostró que el acoso cibernético hace que los niños sean vulnerables al abuso de sustancias y la depresión. Megan Meier se quitó la vida a los 13 años después de sufrir abuso verbal en las redes sociales. Después de eso, su madre Tina fundó la Megan Meier Foundation, una organización sin fines de lucro que se dedica a ayudar a los jóvenes a hacerles frente al acoso y al acoso cibernético antes de que sufran daños graves.

A continuación, se incluye información sobre cómo las familias pueden lidiar con los acosadores, ya sea en línea o en persona, según expertos y familias que vivieron la misma situación.

Controlar las actividades de su hijo en Internet.

Siempre quiere saber dónde se encuentra su hijo y con quién está, ¿verdad? Lo mismo debería hacer con su vida en línea. “Los padres deberían saber qué sitios web visitan sus hijos, con qué videojuegos juegan y con quiénes se comunican en línea”, dice Emily Peck, consejera de salud del comportamiento de Aetna. Mantenga las computadoras familiares en lugares donde pueda supervisar la actividad de sus hijos fácilmente. Los padres de niños mayores, quienes tienen más libertad para usar los dispositivos electrónicos, pueden modificar la configuración de privacidad y usar programas de filtrado para computadoras portátiles (como NetNanny.com) y dispositivos móviles (como MyMobileWatchdog.com).

Controlar la actividad de sus hijos en las redes sociales no significa espiarlos mientras se desplazan por el feed de Instagram. “Controle las cuentas de redes sociales de sus hijos. Pídales sus contraseñas para poder usarlas solo en casos de emergencia”, dice Peck. En el caso de los niños más pequeños, los padres pueden sentirse cómodos iniciando sesión en la cuenta de sus hijos de vez en cuando y controlando los mensajes privados que no son visibles para otros usuarios. Los padres que quieran respetar la privacidad de un adolescente pueden enviarles una solicitud de amistad a sus hijos o seguirlos, o bien pedirle a otro adulto confiable que lo haga.

A pesar de que una gran parte del acoso en línea sucede en las redes sociales populares, como Facebook, Instagram y Snapchat, también está presente en sitios más pequeños. “Los padres deben prestarles atención especial a los sitios donde los niños pueden ser anónimos”, dice Alex King de Megan Meier Foundation. Revise el historial de búsqueda de su hijo y controle los sitios visitados frecuentemente.

Como siempre, la comunicación es fundamental. Hable con su hijo acerca de la importancia de ser un usuario civilizado en Internet. Eso significa no publicar o compartir mensajes negativos. Recuérdeles a los niños que los mensajes privados pueden reenviarse a una audiencia más grande fácilmente, así como que dichos mensajes pueden permanecer en Internet para siempre. Para obtener pautas más específicas según la edad sobre los niños y los medios digitales, consulte InternetSafety101.org.

Reconocer las señales de acoso.

Kirk Smalley y su esposa Laura fundaron la organización StandfortheSilent.org en honor a su hijo Ty, quien se suicidó a los 11 años después de sufrir acoso en la escuela. Kirk les explica a los padres que las víctimas de acoso cibernético pueden parecer nerviosas cuando usan un teléfono celular o una computadora. Es posible que se nieguen a compartir información sobre sus actividades en línea y que apaguen o dejen de usar la computadora de manera repentina y sin explicación.

Aetna es miembro fundador de la organización de defensa de la salud mental Campaign to Change Direction, la cual desarrolló una lista de cinco señales generales de sufrimiento emocional. Estas señales de alarma pueden indicar acoso u otros problemas de salud mental que requieren que los padres tomen medidas. Las señales incluyen el descuido de la higiene básica, el aislamiento social y cambios de personalidad.

Sin embargo, los defensores contra el acoso destacan el hecho de que los adultos deben hacer algo más que solo buscar señales de acoso. “Los padres deben hablar con sus hijos sobre el acoso cibernético de forma regular”, dice Peck. Cuando le pregunte a su hijo cómo le va, trate de obtener respuestas significativas y mantenga una actitud abierta respecto de lo que puede escuchar: su hijo podría ser testigo de un caso de acoso o incluso, participante. Si cometió errores en línea o tuvo conductas que no aprueba, no lo juzgue y escúchelo detenidamente. Si mantiene una actitud respetuosa frente a su hijo, fomenta la honestidad en la actualidad y en el futuro.

Responder al acoso cibernético.

Es recomendable hacer algo al respecto si cree que un niño sufre acoso. A menudo, los padres reaccionan de forma instintiva para solucionar la situación de inmediato, pero esto no siempre representa el mejor curso de acción.

  1. Analice la situación. “¿Quién está involucrado? ¿Dónde ocurre? ¿Qué ocurre?”, dice King. “Es importante analizar toda la situación y asegurarse de que lo que está ocurriendo es realmente un caso de acoso”. Ser empujado en la fila del almuerzo puede ser molesto, explica King, pero técnicamente no se trata de acoso, a menos que la agresión se repita. En el caso de Susan, su madre se tomó dos días para obtener toda la información necesaria antes de comunicarse con la escuela de su hija.
  2. Deje que su hijo responda primero. En general, los adolescentes quieren resolver ellos mismos la situación, y los padres deberían sentirse bien con respecto al fomento de este comportamiento. Un incidente de acoso puede transformarse en una ocasión para empoderarse. Los niños más pequeños pueden tratar de bloquear al acosador en una plataforma de redes sociales (consulte más información a continuación). Si cree que su hijo no puede resolver la situación por sí mismo, involúcrese.
  3. Denuncie al acosador. En los casos de acoso presencial en la escuela, el enfoque estándar implica informarles el problema a un maestro o al consejero escolar y, luego, al director. Con respecto al acoso cibernético, el responsable podría no asistir a la misma escuela, o incluso podría ser difícil de identificar. Sin embargo, puede tomar medidas para evitar que esta situación vuelva a ocurrir.
    • No interactúe con el acosador cibernético. No negocie, no lo amenace ni intente hablarle con amabilidad. No le preste atención.
    • Haga capturas de pantalla del contenido ofensivo, de modo que tenga un registro para mostrarles a los directivos de la escuela o a las autoridades.
    • Si es posible, bloquee al acosador, de modo que no pueda volver a comunicarse con su hijo a través de ese sitio.
    • Denuncie al usuario en las plataformas de redes sociales, de modo que no pueda acosar a otras personas desde las mismas cuentas.
  4. Busque asesoramiento, si es necesario. Según King, el asesoramiento puede ayudar a los niños a comunicarse mejor con sus compañeros y reducir los pensamientos suicidas. Peck recomienda que los padres les brinden a sus hijos la oportunidad de “hablar con otra persona”. La organización Campaign to Change Direction conecta a los padres con los recursos apropiados para una variedad de problemas de salud mental, como el acoso, la depresión y la prevención del suicido. Es posible que su proveedor de seguro cubra los servicios de asesoramiento.

En algunos casos, los padres podrían querer tomar medidas legales. En la actualidad, la mayoría de los estados tienen leyes contra el acoso. Obtenga más información sobre las leyes vigentes en su área a través de StopBullying.gov.

En el caso de Joy y Susan, informarles la situación a los directivos de la escuela dio lugar a una resolución. Su hija aprendió a no interactuar con sus acosadores, y el personal de la escuela prometió separarlos si, alguna vez, terminaban juntos en la misma clase. “En ocasiones, las personas pueden sentirse indefensas, pero hay ayuda disponible”, dice King. Con el apoyo adecuado, las familias pueden detener el acoso cuando comienza.

* Este no es su nombre real.

 

Sobre la autora

Colin Groundwater es un escritor de Nueva Jersey que vive en Brooklyn. Está entrenando para correr medio maratón.

También de interés: