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Siete mitos comunes sobre el suicidio 

 

¿Saca el tema? ¿Qué opina? ¿Es mejor no decir nada?

Las investigaciones demuestran que el suicidio es a menudo evitable. A continuación, desmentiremos siete mitos comunes sobre el suicidio para responder a sus preguntas y para que sepa cómo obtener ayuda para usted o sus allegados.

Obtenga más información sobre las señales de advertencia. Si usted o alguien que conoce está en riesgo, puede hacer lo siguiente:

  • Buscar un profesional de la salud mental en el sitio web para miembros.
  • Obtener apoyo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, si es un miembro de Aetna que tiene un Programa de Asistencia a los Empleados (EAP) a través de Resources For Living®.
  • Ponerse en contacto con un servicio de apoyo en caso de crisis para obtener apoyo confidencial gratuito las 24 horas del día, los 7 días de la semana:
    • Línea para la prevención del suicidio y los casos de crisis: Llame o envíe un mensaje de texto al 988. Veteranos Presionar 1
    • Línea de mensajes de texto para casos de crisis: Envíe el mensaje “TALK” a 741741  Para obtener ayuda confidencial gratuita a través de un mensaje de texto
    • The Trevor Project (para jóvenes LGBTQ): llame al 1-866-488-7386 o envíe el mensaje “START” al 678678
  • En caso de emergencia médica, llame al 911

Mito n.° 1: Preguntarle a una persona si está pensando en suicidarse la animará a acabar con su vida.

Preguntar sobre el suicidio no “siembra una semilla”.  El mensaje es de cuidado y preocupación.  “Muchas veces, lo que las personas quieren es conectarse con alguien y que las escuchen”, explica Peggy Wagner, directora de operaciones clínicas y de servicios de gestión de riesgos de la organización en Aetna Resources For Living℠, que ofrece asesoramiento en casos de crisis a los miembros de Aetna. “Después, con el tiempo, esto les permite pensar en voz alta y procesar lo que les está ocurriendo”. Una vez que la persona sienta que la escuchan, puede sugerirle que busque ayuda. También debería preguntarle si piensa en hacerse daño y cómo piensa hacerlo. Luego, hable de la seguridad. Retire las armas de fuego o de otro tipo, y las drogas que supongan un riesgo.

Mito n.° 2: No hay nada que pueda hacer para detener a alguien que quiere acabar con su vida.

Hay muchas cosas que podemos hacer para intervenir cuando alguien está pensando en suicidarse. Para la mayoría, la crisis dura un período limitado. Con la ayuda y el apoyo adecuados, puede mejorar. Preguntar a alguien directamente sobre sus pensamientos suicidas pone tiempo y espacio entre ellos y la posibilidad de que acaben con su vida. Cuando limitamos el acceso de una persona a recursos letales, es poco probable que busque una alternativa. El acceso limitado incluye lo siguiente:

  • Asegurar las armas de fuego y otras armas
  • Añadir sensores de monóxido de carbono a los coches
  • Usar medicamentos envasados en blíster
  • Añadir barreras en los puentes

Si sospecha que un ser querido está pensando en poner fin a su vida, mantenga una conversación sin prejuicios con él. Escúchelo. No minimice ni desestime su experiencia. Evite dar consejos o intentar “solucionar” el problema. Ayúdele a conectar con sus razones para vivir en lugar de intentar convencerlo de que su vida vale la pena. Esta conversación permite la oportunidad de fomentar la obtención de ayuda profesional. Esto puede ser de gran ayuda. Obtenga información acerca de cómo hablar con alguien que puede estar luchando para no quitarse la vida.
 

Mito n.° 3: Las personas se quitan la vida sin dar antes ningún tipo de señal.

“A través de palabras o acciones, la mayoría de las personas que se quitaron la vida habían expresado con anticipación sus intenciones a otras personas”, explica Wagner. Por lo general, hay señales de advertencia. Las advertencias se agrupan generalmente de acuerdo a tres categorías distintas:

  1. Palabras: Algunas de las cosas que pueden decir son que “quieren morir” o que “no tienen ninguna razón para seguir vivos”.
  2. Comportamiento: Pueden alejarse de los amigos y la familia, dejar de hacer las actividades que disfrutan o actuar de forma imprudente.
  3. Estado de ánimo: Pueden mostrar irritación extrema, ira, un aumento de la depresión o incluso una mejora total y repentina del estado de ánimo.

Obtenga más información acerca de las señales de advertencia de conductas suicidas de la American Foundation for Suicide Prevention. Presenciar este tipo de comportamiento puede ser angustiante, pero es una oportunidad para compartir sus inquietudes abiertamente. También ayuda a iniciar una conversación para fomentar la ayuda y el apoyo profesionales.
 

Mito n.° 4: Alguien que tiene las cosas claras no corre el riesgo de suicidarse.

Por fuera, las personas pueden aparentar tenerlo todo: un buen trabajo, una familia saludable, una vida social activa, un hermoso hogar. “Vemos la apariencia externa y nos parece que les está yendo muy bien. Su vida es maravillosa. ¿Cómo podrían siquiera plantearse el suicidio? Pero nadie sabe realmente qué está pasando por la cabeza de las personas”, explica Wagner. Las muertes de Robin Williams, Chester Bennington, Anthony Bourdain y Kate Spade son ejemplos de famosos que se quitaron la vida. Todos ellos son un recordatorio de que no podemos hacer suposiciones sobre las personas cuando no conocemos el panorama completo.

El suicidio es un problema de salud complejo. Nunca es el resultado de un solo pensamiento. Es el resultado de múltiples factores interrelacionados. Entre ellos se encuentran los factores históricos, de salud y ambientales.
 

Mito n.° 5: La mayoría de los suicidios ocurren cerca de las fiestas, en invierno.

Las fiestas suelen ser épocas de solidaridad y unión. También pueden intensificar los estados depresivos de las personas que ya se sentían solas o estresadas por la época del año. Sin embargo, contrariamente a lo que se cree, no se produce un aumento de los suicidios durante las fiestas de invierno. En realidad, según Johns Hopkins Medicine, la época en la que se registra mayor cantidad de casos de suicidio es la primavera. Aunque no existe un consenso científico sobre por qué ocurre esto, este pico estacional de suicidios significa que debemos abandonar la suposición de que los días soleados y las plantas en flor levantan el ánimo de las personas deprimidas. Por el contrario, recuerde comunicarse con ellas y mostrarse compasivo y dispuesto a escuchar.

Mito n.° 6: El riesgo de suicidio disminuye tras un intento de suicidio.

Aunque la mayoría de las personas que intentan suicidarse no mueren por esta causa, el riesgo de futuros intentos de suicidio se mantiene. Según la Organización Mundial de la Salud, un intento de suicidio previo es el factor de riesgo más importante de suicidio en la población general. Sin un tratamiento de seguimiento adecuado y una red de apoyo, una persona que ha intentado suicidarse puede sentirse sola y aislada. Esto puede desencadenar los sentimientos que le llevaron a intentar suicidarse en un principio. Ofrezca contactos para el apoyo social y el tratamiento en caso de que las cosas se vuelvan abrumadoras o desafiantes en el futuro.

Mito n.° 7: Dejar a mano el número telefónico de una línea de ayuda es suficiente.

Las líneas directas para prevención de suicidios pueden ser efectivas. Miles de personas llaman a Aetna Resources For Living para pedir ayuda. No obstante, Wagner advierte que no alcanza con simplemente sugerirle a una persona suicida que levante el teléfono y llame. Es posible que ese ser querido, que está sufriendo, solo le diga lo que usted quiere escuchar. “Es importante ayudar a dar el siguiente paso, y no solo ofrecerle un número de teléfono, porque eso no garantiza que vaya a llamar”, sostiene.  

Lo mejor que puede hacer es preguntarle qué necesita; tal vez, puede ofrecerle ponerlo en contacto con un profesional de la salud mental que haya consultado en el pasado o llevarlo a la sala de emergencias. Si se trata de un compañero de trabajo, considere hablar con la gerencia de su compañía para pedirle que se comuniquen con la familia y consigan ayuda.

A menudo, cuando escuchamos hablar de casos de suicidio, se trata de personas que, efectivamente, se quitaron la vida. “Por eso recibe tanta atención pública”, afirma Wagner. “Pero no escuchamos hablar sobre aquellas personas que logran comunicarse con alguien, reciben ayuda y cuidado, y no se suicidan”. 

 

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