Ir al contenido principal

Un padre sabe más: siete lecciones de padres para mejorar su salud

Christina Joseph Por Christina Joseph

Durante generaciones, los hombres han estado transmitiendo ciertos consejos a sus hijos: Cómo hacer el nudo de una corbata, cómo asar las costillas perfectas o cómo batear una pelota para llegar a tercera base. ¿Qué es lo que falta? Una conversación sobre lo importante que es para los hombres cuidar de su salud.

Según los Centros para el Control de Enfermedades (Centers for Disease Control), los hombres son dos veces más propensos que las mujeres a evitar las visitas al médico. Ese patrón puede derivar en problemas de salud más adelante en la vida. Pero algunos padres esperan revertir esta tendencia. Les pedimos a siete padres que nos contaran, en sus propias palabras, sobre sus arrepentimientos y éxitos en materia de salud, y las lecciones que quieren transmitir a sus hijos adultos.

“Encuentra un médico con el que puedas hablar y visítalo regularmente”

― Larry P. (66), Tenafly, NJ; dos hijos (31 y 29)

Cuando era niño, los hombres en mi vida se negaban a ver a un médico. Mi padre era de la vieja escuela y solo visitaba al médico cuando estaba muy muy enfermo. Pero alrededor del momento en el que me casé, a los 30 años, me di cuenta de que ir al médico con regularidad podía ayudarme a detectar problemas a tiempo.

Hace dos años, el médico se encontró con un resultado en mi examen de próstata que no le gustó. Yo no lo sabía en ese momento, pero él había estado "esperando atentamente" durante varios años porque tenía el PSA ligeramente elevado. Cuando estuvo muy alto, insistió en que viera a un urólogo, quien me envió a hacerme una escanografía. Los resultados obtenidos eran "sospechosos", y una biopsia confirmó que era cáncer.

Afortunadamente, mi cáncer de próstata crecía muy lentamente, así que tuve tiempo de evaluar mis opciones. Pasé seis semanas íntegras leyendo información en línea y obteniendo segundas y terceras opiniones. Analicé las opciones de radioterapia, cirugía robótica y cirugía tradicional.

Finalmente, conseguí un cirujano reconocido que inmediatamente sentí que era el "adecuado". Es importante tener una buena relación con los médicos que nos atienden. Puedo comunicarme con el mío por mensaje de texto o correo electrónico para hacerle preguntas, y él responde con bastante rapidez. Ese nivel de acceso ha sido importante.

Vea consejos sobre cómo comunicarse con su médico.

“No llenes la agenda, el trabajo no debería llenar tu vida”

― Mark Holbert, (65) Metuchen, NJ; dos hijos (28 y 26)

Desde el momento en que eres capaz de hablar, se te pregunta: "¿Qué quieres ser cuando seas mayor?". Nadie responde: "Quiero ser buen padre. Buen marido. Buen hermano. Buena hermana. Buen hijo para mis padres”. Por consiguiente, uno llena su vida de actividades que están orientadas hacia su carrera.

Pasé mi vida tratando de ser alguien. Quería ser buen empleado, buen supervisor, buen gerente. Honestamente, eso es lo que me enseñaron a hacer: a estudiar duro, a trabajar duro. Pero una vez que llenas tu tiempo con todo eso, te das cuenta de que no has dejado espacio para los papeles realmente importantes en la vida o para tu salud.

Reprogramaba las citas con el médico dos y tres veces porque no quería dejar el trabajo durante una "crisis". Almorzaba algo rápido en mi escritorio, y luego compraba algo para cenar de camino a casa, tarde. Era sedentario y no hacía nada de ejercicio aeróbico, a pesar de que teníamos varias membrecías de gimnasios. Teníamos un sótano lleno de equipos de ejercicio y nunca los usé. Tenía diabetes e hipertensión. Estaba estresado y era dependiente del alcohol y los cigarrillos. Cuando me jubilé, miré hacia atrás y dije: "Bueno, muchacho, ¡lo arruinaste!".

Estoy usando este tiempo para hacer un reinicio. No puedo compensar lo que me perdí, pero puedo hacer las cosas mejor. La gente me pregunta qué voy a hacer cuando me jubile. ¿No extraño trabajar? Les digo que mis días siguen llenos, pero ahora con cosas diferentes. Salgo a pasear, juego al tenis, paso tiempo planeando las comidas. Viajo. Me relajo. Leo. Veo programas de televisión. Voy a ver obras de teatro. Paso tiempo con mis hijos. Estoy encontrando un nuevo equilibrio antes de que sea demasiado tarde.

“Presta atención a las señales de advertencia de futuros problemas”

― Rod K. (82) Los Ángeles, CA; tres hijos (46, 43 y 41)

Crecí en Filipinas y vine a los Estados Unidos para ir a la universidad. Al venir de un país pobre, uno no desarrolla el mismo tipo de hábitos saludables que en los países más desarrollados. Allí no existía el cuidado preventivo. Uno iba al dentista cuando necesitaba que le sacaran un diente, no para una limpieza anual. Nunca fuimos al médico para ningún tipo de revisión de rutina.

De adulto, trabajaba muchas horas y viajaba de Los Ángeles a San Francisco todas las semanas. Básicamente vivía solo durante la semana y comía comida rápida casi todas las noches y no incorporaba suficientes vegetales. Indudablemente, no estaba haciendo ejercicio.

Luego fui a una feria de salud local, y la mujer que me tomó la presión sanguínea me dijo: "Está alta. Quizás debería hacerse un control...". Le di las gracias, pero en ese momento no me preocupé mucho. Me sentía bien, era activo y tenía una agenda de trabajo ocupada. Desearía haberme tomado ese comentario más en serio.

Tuve un ataque cerebral a los 56 años en el que se me paralizó todo el lado derecho del cuerpo. Eso alteró mucho el curso y la calidad de mi vida. Después de más de 20 años de fisioterapia, medicamentos y cambios en el estilo de vida, he recuperado parcialmente la sensibilidad en algunas zonas.

Ahora me concentro en mantener un estilo de vida saludable. Hago ejercicio. Me cuido con lo que como. Preparo la mayoría de mis comidas en casa, como avena todos los días y muchas frutas y vegetales. Nunca como comida rápida, y reduje el consumo de alimentos procesados. A esos cambios les atribuyo la mejora que experimenté luego de mi ataque cerebral.

Alguien una vez me dijo: "Si no tienes salud, no tienes mucho". Creo firmemente que así es.

Echa un vistazo a la infografía sobre los cuatro pilares de la buena salud.

 “Conoce tus límites y no te resistas” 

― William Robinson Jr. (77) East Orange NJ; un hijo (46)

Ahora no tengo problemas para ir al médico, pero cuando era joven me resistía. No pensé en cómo el estrés afectaba mi salud.

Los hombres de mi familia eran muy trabajadores. Pensaba que la vida era así y que se suponía que debía tolerar la incomodidad. Por ejemplo, solía llevar las llaves en el bolsillo trasero. Aparentemente, me presionaban un nervio ciático de la cadera. Nunca vi a un médico por el dolor.

Cuando entré en la Fuerza Aérea, nos dijeron: "haremos que puedas hacer más de lo que crees que puedes hacer". Entonces comencé a exigirme y a veces le exigí al cuerpo más de lo que debía.

Quiero que mi hijo se mantenga lo más saludable posible. Pero debe recordar no exagerar. Que seas capaz de hacer 50 flexiones el primer día no significa que tengas que hacer 100 el segundo.

Estoy en constante movimiento. Mi trabajo en el mantenimiento de edificios requiere que me mueva lo máximo posible. Me inclino mucho. Hago en el trabajo lo mismo que harías en un gimnasio. Pero ahora si algo no está bien, me aseguro de hacerme ver.

“Los dientes son los indicadores de tu éxito”

― Cleo Williams (73) Ewing, NJ; dos hijos (50 y 41)

Mi padre tenía todos los dientes naturales cuando murió a los 87 años. Sabía que yo también quería eso. Cuando era niño, nunca tuve miedo de ir al dentista, y cuando me dijo que tener dientes fuertes era importante, me lo tomé muy en serio. La boca es la puerta de entrada al cuerpo. Las caries dentales pueden ser una señal temprana de otro problema de salud.

Mis hermanos solían decirme aburrido. Cuando era joven corría carreras de atletismo. No salía mucho. Nunca bebí, nunca fumé. Así viví mi vida. Ahora les digo a mis hijos que la clave del éxito en la vida de cualquier hombre joven es estar en forma y saludable, tanto los dientes como el cuerpo.

Visito al dentista dos o tres veces al año. A los 73 años, no tengo caries, ni dientes rotos, ni nada. Dientes sanos, ojos sanos, cuerpo sano y mente sana pueden conducir a la longevidad. Quiero mantenerme saludable por mucho tiempo.

Conozca más sobre la relación entre la boca y el cuerpo.

 “No ignores los síntomas; continúa buscando respuestas”

― Joel Jutkowitz, (76) Nueva York, NY; dos hijos (64 y 50)

Hace diez años, en un viaje a Perú, empecé a vomitar y no podía comer. Pero había pasado mucho tiempo viajando por trabajo a lugares en donde es probable que tengas dolencias estomacales. No se me ocurrió inmediatamente que podría tener un problema de salud grave.

Pensé que tenía parásitos, así que fui a un especialista en medicina tropical. Las pruebas dieron negativo. Luego fui a ver a mi gastroenterólogo, quien me diagnosticó cáncer de esófago. Si hubiera ignorado los síntomas, no estaría aquí, porque el cáncer había comenzado a avanzar. Tuve suerte de tener muy buenos médicos.

Tienes que prestar atención a lo que le ocurre a tu cuerpo y no ignorarlo. Vivo con varios problemas de salud crónicos, principalmente con diabetes, y también con algunas consecuencias de la operación. Visito regularmente al médico para estar al corriente de todo. 

Descubra la mejor manera de controlar las enfermedades crónicas.

“Permítete descansar y recargar energías”

― Larry Detris, (59) Alburtis, PA; un hijo (34)

Siempre supe que el sueño es crucial para el bienestar, pero mi carrera como bombero no me permitía descansar lo suficiente. Me despertaba a las 4 a. m. y tenía un viaje de 2 ½ horas para llegar a las 7:30 a. m. y comenzar un turno de 24 horas. También asistía a las funciones escolares y eventos deportivos de mis hijos, esperaba hasta que llegaran a casa a salvo y miraba las noticias de la noche a las 11:00. Dormía 5 horas con suerte.

Sentía una fatiga constante y comía de más en busca de más energía. En la estación de bomberos, los buenos hábitos alimenticios no eran la norma. La pizza de carne, los sándwiches y los dulces eran la dieta favorita. Subí de 190 a 232 libras. Me recetaron medicamentos para tratar la alergia, un inhalador de rescate y medicamentos para controlar la presión sanguínea alta. Durante mi proceso de decadencia, competía en carreras de ciclismo. Este absurdo estilo de vida continuó hasta que me jubilé, cuando llegó a su fin.

Hace cinco años, estaba experimentando fatiga extrema. Mi médico descubrió que tenía una deficiencia de vitamina D. Comencé a tomar suplementos, me puse a dieta y finalmente incorporé un horario de sueño normal. Hoy en día mi presión sanguínea, aunque no es la ideal, está en un rango aceptable sin medicamentos. Peso 175 libras y acabo de finalizar mis mejores meses de entrenamiento en bicicleta en 25 años. Ahora compito en dos carreras, vuelvo a casa y corto el césped, y aun así tengo tiempo para relajarme y disfrutar de un poco de música bajo las estrellas con mi maravillosa y hermosa esposa.

Descubra cómo dormir mejor.

Sobre la autora

Christina Joseph Robinson es una editora y escritora veterana de Nueva Jersey a quien todavía le encanta leer el periódico a la antigua. Tiene dos hijas a las que intenta inculcarles la importancia de comer frutas y verduras y, de este modo, lograr un equilibrio con todas las golosinas que les compra la abuela. El objetivo de salud de Christina es reanudar su rutina de ejercicios después de haberla abandonado por lesiones.

Para miembros de Aetna

En nuestro Centro de Apoyo para el Cáncer obtendrá ayuda. Inicie sesión en el portal para miembros en Aetna.com/cancersupport.

También de interés: