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La generación sándwich: cómo lidiar con hijos pequeños y padres mayores

Susan Donaldson James Por Susan Donaldson James

Un día en la vida de Deirdre Tolly comienza a las 6:30 a. m. y termina cerca de las 2:00 a. m. Cuida a cuatro niños, menores de 10 años, y a su padre, de 76, que tiene Alzheimer. Llevar a los niños a la escuela y a su práctica de deportes, controlar la medicación de su padre y asegurarse de que no se aleje ni se pierda: todo eso la mantiene ocupada. Y lo hace casi todo sola: el marido de Deirdre trabaja lejos de su casa durante tres semanas al mes. “Estoy agotada”, dice Deirdre (40 años), que vive en Sea Girt, Nueva Jersey. “Al final del día, solo quiero que me dejen tranquila”.

Deirdre forma parte de los millones de estadounidenses que se denominan “generación sándwich”. Tienen entre 40 y 65 años y cuidan tanto de sus padres como de sus hijos. Más de 34 millones de estadounidenses trabajan como cuidadores, sin remuneración alguna, de personas mayores de 50 años. La amplia mayoría de estos últimos son familiares de los cuidadores, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Según la National Alliance for Caregiving, se calcula que el 28 % de ellos tienen hijos o nietos, menores de 18 años, con quienes viven.

Los cuidadores de la generación sándwich deben ocuparse de todo: atención de enfermería, cocina, tareas domésticas, crianza de los hijos, y asistencia a los mayores para vestirse, bañarse y desplazarse. Según la National Alliance for Caregiving, casi la mitad de los cuidadores informan tener presiones financieras y dificultad para encontrar ayuda de cualquier tipo. Como Deirdre, ellos también describen tener altos niveles de estrés y problemas de salud, ya que priorizan el cuidado de un ser querido antes que el propio. “Estoy al cuidado de otra persona durante casi todo el día”, nos cuenta. “Afecta mi salud mental. Y cuando no duermo bien, me agoto más rápido”.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la mayor parte de la carga recae en las mujeres, y ellas, en su mayoría, ya trabajan 20 horas a la semana fuera de su casa. Así es el caso de Hillary Mains, que ofrece servicios de ayuda domiciliaria y es mamá de dos niños, de 4 y 9 años. Su madre tiene 63 años de edad, casi no puede hablar debido a una afasia y, recientemente, se ha convertido en una de sus pacientes.

“No es fácil. La vida con los niños, las otras casas en donde trabajo, y ahora también mi mamá. Pero siento que es importante hacerlo”, dice Hillary, de 35 años, proveniente de Pepperell, Massachusetts. “Siempre lo consideré un honor poder estar allí en el momento que más nos necesitan”. Si en la actualidad está al cuidado de personas mayores y de niños, o es muy probable que lo haga en un futuro, le ofrecemos un plan de acción que puede resultarle de utilidad.

1. Planifique con anticipación.

Joe Buckheit, fundador y director ejecutivo de AgingCare.com, sostiene que las personas deben prepararse para ser cuidadores “antes de que surja la crisis”. A menudo, los hijos adultos entran en escena para ayudar a sus padres solo después de que algo sale mal. “Perdimos noción de lo que le pasaba a papá”, dice Deirdre. “Uno de los hermanos se comunicaba con él, pero no había comunicación entre nosotros”. Descubrieron que no estaba tomando la medicación para el corazón ni pagando la renta.

Hillary se anticipó y coordinó con su familia para organizar los cuidados de su madre en el futuro. Su hermano pudo renovar un espacio en el sótano de su casa, y Hillary aceptó ser la cuidadora diaria de su mamá.

De ser posible, piense cómo se repartirán las responsabilidades entre los miembros adultos de la familia. Por ejemplo, decida quién lo ayudará con las finanzas o quien podrá reemplazarlo como cuidador cuando usted no pueda hacerlo. “Se necesita un equipo más grande para cuidar de los padres que para cuidar de los hijos”, dice Hillary.

2. Organícese.

O, si ya tiene todo más o menos ordenado y en marcha, termine de organizarse por completo. Deirdre creó un calendario de tareas diarias y semanales, marcadas con colores para cada miembro de su familia cercana. Revise la lista de tareas a largo plazo e intente completar uno o dos ítems por semana. Deles prioridad a las listas de contactos y a la información que debe ser comunicada en caso de emergencia.

3. Comunique y delegue después.

“Lo primero que debemos hacer es hablar con todos sobre nuestra situación”, dice Deirdre, cuyos vecinos invitan a sus hijos a jugar o van a su casa a ayudarla. “Se ofrecen para conversar con papá por unos veinte minutos, así yo puedo tomarme un respiro”. Los amigos y los vecinos también pueden hacer algunos mandados o traer alguna comida preparada, si lo necesitamos.

La ayuda ocasional de amigos y familiares quizás no sea suficiente. Incluso si uno de los adultos está en la casa a tiempo completo, también es aconsejable que los niños más pequeños asistan a la guardería o un centro de día, o que vayan a la casa de amigos a jugar.

Los padres de niños más grandes deben pedirles abiertamente que se encarguen de algunas tareas o de hacerles compañía a los abuelos... pero, como padres, no debemos olvidar elogiar su contribución generosamente. “Debo tener en consideración los sentimientos de todos con esta nueva dinámica”, dice Deirdre. “A mis hijos les gusta tener a su abuelo aquí. En especial el bebé, que lo adora. Pero, a veces, tiene un mal día, y los niños no lo entienden. Tengo que protegerlos, sin faltarle el respeto a mi padre”.

4. Equilibre tiempo y dinero.

Si tiene los medios, gastar dinero para mantener la cordura está más que bien... a veces, es necesario. El padre de Deirdre asiste a un centro de cuidados para adultos dos veces por semana, durante ocho horas. “Me facilita el trabajo, y sé que se encuentra en un lugar seguro, donde socializa”, nos dice. “Me gustaría poder hacer más por él, pero es caro”. Usa el cheque del Seguro Social de su padre para compensar sus gastos. “Debemos usar el dinero de ellos primero”, nos aconseja.

5. Póngase en contacto con organizaciones comunitarias.

Mediante el Consejo sobre el Envejecimiento de su estado o condado, puede obtener ayuda para solicitar reembolsos del seguro e informarse sobre opciones de asistencia financiera en centros de atención diurna para adultos. En ocasiones, en los centros para personas mayores, también se ofrecen comidas con envío o listas para retirar. Las iglesias y los templos también son un gran recurso para obtener la ayuda principal o de refuerzo... incluso si usted no es religioso.

6. Póngase usted en primer lugar.

Y no se sienta culpable.Tener menos estrés le permitirá cuidar mejor a su familia.

“Imagínese que usted es el punto de apoyo sobre el cual se mantiene el equilibrio. Si usted se quiebra, los dos extremos caen”, explica Carol Bradley Bursack, columnista y autora de Minding Our Elders (2005).

  • Tómese un tiempo para leer, meditar o simplemente caminar un poco. Descansar es tan importante como pagar las cuentas.
  • Tenga un diario para registrar su “temperatura emocional”.
  • Únase a un foro en línea para recibir apoyo. Consulte en la National Alliance for Caregiving y la Alzheimer’s Association para obtener opciones.
  • Entienda cuáles son sus limitaciones. Sea realista sobre el tiempo y la energía que tiene para dar, y delegue cuando sienta que tiene demasiadas responsabilidades. “Todos hacemos lo mejor que podemos para que haya un equilibrio”, dice Hillary.
  • Dedique tiempo para los mayores, para sus hijos, para usted mismo, su cónyuge y para el trabajo. “Intente evitar que el estrés de una relación contamine la otra”, comenta Hillary.

Busque ayuda profesional, si experimenta síntomas de agotamiento:

  • Siente una fatiga constante que no se cura con horas de sueño.
  • Se aleja de amigos y seres queridos.
  • Se enferma más seguido que de costumbre.

Comuníquese con su plan de salud o con su empleador para averiguar sobre programas de asesoramiento o de manejo del estrés. Muchos miembros de Aetna tienen acceso a Aetna Resources For Living, con el cual se ofrecen orientación y asesoramiento financiero a través de un chat por video o del teléfono. A veces, hablar con alguien que pueda ser objetivo (que no es de la familia, ni un amigo cercano) puede hacerlo sentir diferente de verdad.

Bursack concuerda: “Si no puede recordar los momentos en los que se reía genuinamente o sentía felicidad, o si la vida no parece valer la pena y se siente atrapado, busque un terapeuta que tenga experiencia con cuidadores”. (Obtenga información sobre las consideraciones especiales cuando cuida a un ser querido que padece cáncer)

Buckheit dice que el cuidado asistencial es emocionalmente agotador, pero si llega el momento de hacerlo: “Manténgase organizado. Priorice las diferentes obligaciones.Tenga en cuenta el cuidado personal. Póngase en contacto con otros cuidadores. Intente mantener cierta flexibilidad”.

 

Recursos para cuidadores de personas mayores:

AgingCare.com

Alzheimer’s Association

Caregiver Action Network

Eldercare Locator (Administración de Asuntos sobre la Vejez de Estados Unidos)

Family Caregiver Alliance

Lotsa Helping Hands

Minding Our Elders, sitio web

National Alliance for Caregiving

National Transitions of Care Coalition

Next Step in Care

WISER (Women’s Institute for a Secure Retirement)

Fuente: 34 million unpaid caregivers

Sobre la autora

Susan Donaldson James es una periodista cuyas historias de salud han aparecido en ABC News, NBC News y WebMD. Actualmente, vive en el bucólico estado de Vermont, donde hace senderismo, practica esquí y consiente a sus cuatro nietos menores de 3 años, con el objetivo de llevar un estilo de vida saludable.

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