Una mamá supera el dolor y encuentra la felicidad: La historia de Nikki

Por Emily Leland

De la serie “Mi historia de salud”: Aprender a volar

Cuando era niña, la parte delantera de mis piernas se desarrollaba hacia un lado. A partir de entonces, tuve varias dislocaciones de rodilla a lo largo de toda mi vida, y parecía que nunca se curarían. Tenía dolor... un dolor insoportable.

Así que fui a ver a un médico. Y me dijo: “Esto no tiene cura”. La situación me generó mucha ansiedad y depresión. No podía permanecer de pie para preparar la comida. No podía pararme para lavarme los dientes o arreglarme el cabello. No podía jugar con mis hijos. Quería ser una mamá activa. Por esta razón, me comuniqué con Aetna, y Summer comenzó a asesorarme.

Ella me ayudó a ver que no es el fin del mundo. Me hizo sentir muy cómoda. Creo que nunca me sentí tan a gusto conmigo como ahora. Intenté pensar en cosas que pudiera hacer junto a mis hijos y que fueran de su agrado. Y siempre les ha gustado andar en bicicleta.

Cuando ando en bicicleta con mis hijos, siento que estoy volando. En mi bicicleta, no siento dolor. Y mis hijos se ríen y disfrutan de estar al aire libre, y yo lo disfruto también. Es casi surrealista. Siento que ahora estoy en otra etapa. Puedo decir por mis hijos que soy una madre diferente a la que solía ser, porque tengo una actitud totalmente distinta en la vida.

Nikki Flowers es miembro real de Aetna y nos permitió contar su historia.

Una tarde andando en bicicleta puede parecer algo fácil, pero para Nikki Flowers es una experiencia transformadora. Ahora madre de dos hijos, recuerda que cuando era joven era una persona activa, feliz y llena de vida. Sin embargo, la cirugía no pudo corregir los problemas de rodilla que la asediaban desde la niñez, y Nikki lucha desde entonces contra el dolor crónico.

“No podía caminar. No podía pararme para lavarme los dientes o arreglarme el cabello. No podía jugar con mis hijos”, relata Nikki. La fisioterapia a largo plazo y los medicamentos contra el dolor (incluidas las inyecciones raquídeas) no tenían efecto. Su estado de ánimo se cubrió de sombras. “La ansiedad empeoró tanto que ni siquiera podía salir a la puerta a ver si había llegado algo por correo”.

Nada era fácil para Nikki, y su marido lo sabía. Por eso le dio el número de teléfono del programa de asesoramiento Aetna Resources for Living, que obtuvo de su empleador. Nikki tenía la esperanza de encontrar alivio tan solo con hablar del círculo vicioso del dolor y el estrés. Entonces, se comunicó con Summer Sage-Sorley, una trabajadora social clínica con licencia.

Mantuvieron sesiones por video regularmente. Así, Summer ayudaba a Nikki a desarrollar estrategias para hacer frente a los desafíos físicos y emocionales, entre ellas, ejercicios de relajación y escribir en un diario. “Summer me motivó para que escribiera mi historia. Nunca se la había contado a nadie de principio a fin”, confiesa Nikki.

“Aunque ella estaba débil cuando empezamos a trabajar juntas, Nikki tuvo mucho valor”, dice Summer. “Estaba dispuesta a intentar cualquier cosa que la ayudara a ser una mamá y una esposa activa. Es asombroso ver cómo cambió ahora”.

Nikki y Summer siguen trabajando juntas para cumplir las metas de Nikki y celebrar todos los pequeños, aunque importantes, pasos logrados. “La primera vez que caminé por una tienda de comestibles, mi esposo y mis hijos me vitoreaban como si estuviera ganando un partido de fútbol”, cuenta Nikki entre risas. “He llegado tan lejos que tengo la esperanza de que en un año todavía voy a estar muchísimo más lejos de donde me encuentro hoy. Quiero saber hasta dónde puedo llegar”.

Lea más sobre la asesora de Nikki, Summer Sage-Sorley.

Sobre la autora

Emily Leland es escritora y profesional de mercadeo, y vive en Charleston, SC. Su objetivo es hacer más ejercicio, consumir menos cafeína y encontrar el equilibrio entre la maternidad y el trabajo.